Capítulo V:
Son las 10 de la mañana,
todo andaba muy bien en el barrio, en la escuela de los chicos, el edificio
friolento y humedecido como de costumbre, las señoras en las compras con los
pocos ingresos que tenían de sus maridos, la guerra seguía irrumpiendo el cielo
con las diferentes iluminaciones de los misiles que abaten entre los
combatientes, la policía en su jurisdicción, y nada pensó que sucedía delante
de sus ojos; Iva estaba en su lucha por escapar de las garras que fue retenida
sin saber por qué, la levantaron de la silla para seguirle pegando como una
forma de adormecerla naturalmente sin cuestiones de inyecciones o sedantes, la
comida echa por un lado y el balde lleno de orines, hacían poco que los roedores
se marchaban en busca de lo que ya no había en el cuarto oscuro, ella tirada en
el piso como un animal sin vida, maltrecho, herido y ensangrentado trato de
recobrar el sentido para pensar cómo fue que llego a ese lugar.
Estaba tan
adolorida que poco a poco fue levantándose
con ayuda de las palmas y la pared que la acompañaba, los cabellos mojados de
sudor mezclados con la sangre que chorreaba en su rostro salidos de los golpes
que le propinaron. Logro ponerse de pie,
toda tambaleada sin fuerzas llego hasta la silla y se sentó para orinarse
encima de los pantalones apuntando al balde que estaba de bajo. El cuarto olía
nauseabundamente, las cadenas sujetaban sus muñecas, era imposible escapar de
ellas; bajaba al final del pasillo una mujer de cabellos rubio largos y de una
edad aparentemente madura vestida con bata negra en las manos traía consigo una
fuente o charola de plata con la comida y un vaso con agua metálico, la encontró
sentada le alzo la mirada de un tirón de pelos y le abrió la boca para darle un
bocadillo de esa sopa cremosa verde, ella solo la escupió, la mujer por su
parte la abofeteo, y así sucesivamente hasta darle una proporción mayor de
alimento, le hizo ingerir agua pero esta la rechazo y siguió propinándole golpes
por cada escupitajo. Abandono el plato y se marchó de la habitación.
Iva estaba toda sucia con los
residuos de los alimentos alrededor de la boca, no pronunciaba palabra alguna
ni de desesperación, parecían que le había conocido los labios, era una mudez de aquellas que parecía una
muerte transitoria, pero gracias a ello le permitió alcanzar a escuchar un
quejido de la otra parte de la habitación, era otra mujer seguramente en las
mismas condiciones que ella, empezó a sonar mucho más fuerte su tartamudez y así tratar de que
se entere de que también se encontraba ella allí. Soltó un grito que parecía desde sus más
adentros pidiendo ayuda, pero se trataba de alguien prisionero, no era de la
calle ni una visita que rondaba la casa donde se encontraba ella encadenada. Lloro
desconsoladamente terminando por desmayarse.
Por las horas de 4: 05 pm, la
señora Veronka encontraba en su cuarto de Iva una invitación a una fiesta de
los chicos de la escuela, que se daría dentro de una semana, cogió el bolso y salió
en busca de más información, a casa del dueño del cumpleaños –citaba la dirección
en la tarjeta--, Zedka por su parte no tenía intenciones de ir porque fue aquel muchacho que a ambas le
soplaba las orejas de halagos y cosas bonitas, empero Iva se sentía emocionada por sus cumplidos,
mientras que Zedka es más escéptica no daba marcha a que los chicos continúen con
sus propósitos hasta llegar a un fin
carnal, lo veía en el rostro de su madre la dureza de tratar a los hombres.
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