Capítulo I:
Érase una mañana en medio de la
neblina y la nieve caía cubriendo toda la acera y los tubos soplando el humo
blanco que salían de las fabricas cerca al edificio donde residía Zedka; una
muchacha de apenas 16 años, con su familia
emigrantes de Serbia, por motivos de la guerra
de ese entonces, -1945-, venía
sucediendo las divisiones e invasiones de tropas tomando las diferentes
ciudades que cubría Ljubljana, Eslovenija
(Eslovenia).
Iva, una niña de 15 años, de
origen Bosnio, por la guerra en Sarajevo, ella y su familia se fueron a vivir a
Eslovenia, centro de la capital en un edificio abandonado como parte del
refugio, en el piso de abajo sucesivo al de Zedka, su vecina, que con el pasar de los dos años ambas crecían en
un gueto con las mascotas grises
producto de las fábricas y sus mermas que arrojaban eran participe de su
atractivo de los callejones fríos y congelados de aquel edificio.
Ambas pertenecían a familias distintas,
con cada problema que solo ellos entendían en su propia cultura después de
abandonarlas, pero eso no influenciaba en ellas, se juntaban a la salida de la
escuela y a la hora de botar la basura
al pie del edificio, sus miradas eran tristes pero muy cercanas una a la otra. Comprendían
de lo que escuchaban y las tareas de la escuela que se les imponía, todo sucedía de una forma normal
en el crecimiento de ambas sin darse cuenta de que algo empezaba a ir mal con
el pasar de los días en esa época que el clima azotaba en Ljubljana.
Las tropas de las fuerzas armadas
rusas llegaban a hacer una limpieza rápida de las malas costumbres de los refugiados en todos los edificios de
la zona, depurándolos con una simple batida de papeles confiscados y el que no tenía
identificación eran subidas a una furgoneta negra con el nombre de “Policija”.
Iva y Zedka se encontraron en el
camino rumbo a casa, pero divisan a unos
metros un disturbio frente a las fábricas oxidadas, cerca al edificio donde
ambas viven, se detiene y se cogen las
manos después de mirarse fijamente una a la otra, pensando que no continuarían su
curso, escapando y ocultándose a unos árboles
de invierno. Dejan que se marche llevándose a unas personas que no intentan descifrar
quienes son, y la furgoneta logro huir a
una velocidad impresionante. Eran las 2 de la tarde y la calle se encontraba
algo desolada con el sol a poca esfera de su brillo apuntando a la nieve caída y
los ojos de estas.

Se dejó caer en el sofá y con los
ojos vigorosos llenos de impotencia atino
a tomar una ducha después de pensar que era lo que estaba pasando, se reunión con
Zedka después de dos horas en los
pasadillos y a tratar de hablar o averiguar lo que había sucedido…
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