LA MUJER DE ISDAL: EL MISTERIOSO ASESINATO QUE LLEVA CASI MEDIO SIGLO
SIN RESOLVER
Un grupo de periodistas noruegos
han lanzado su propia investigación del incidente y esto es lo que han
encontrado.
El valle de Isdal, cerca de la
ciudad noruega de Bergen, fue escenario de un crimen que lleva 46 años sin
resolver. A medida que se desarrollaba, la investigación de esta extraña muerte
fue incorporando numerosos nuevos detalles que, lejos de ayudar a resolverla,
la embrollaban cada vez más.
Después de tantas décadas la
identidad de la 'mujer de Isdal' y su muerte siguen siendo un misterio. Pero en
2016 un grupo de periodistas noruegos empezaron su propia investigación que
sacó a la luz nuevos matices en esa lúgubre historia, informa el portal
Meduza.
Desde el principio
El 29 de noviembre de 1970, un
profesor de historia noruego estaba dando un paseo por los alrededores del lago
Svartediket junto con sus dos hijas. Lo que parecía que iba a ser una idílica
jornada en la naturaleza terminó abruptamente por un hallazgo escalofriante:
fuera del sendero, una de las hijas encontró un cuerpo semi-desnudo sin vida.
Aterrorizados, los tres
excursionistas tuvieron que rodear todo el lago para poder llegar hasta la
comisaría de Policía más cercana.
Cuando los investigadores
llegaron al lugar, descubrieron un cadáver femenino con la parte frontal del
cuerpo carbonizada (luego se encontraron restos de gasolina), con varios
objetos a su lado: algunas prendas de ropa, un paraguas, un par de botas de
goma, un anillo, un par de aretes, un reloj, pantimedias de nailon, una botella
de licor de hierbas local y dos botellas de plástico cuyas marcas habían
sido minuciosamente borradas.
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Valle de Isdal - Noruega |
Ni una sola de las pertenencias
de la mujer llevaba etiquetas. No se logró identificar el cuerpo, que recibió
el número 134/70 en el laboratorio de la Universidad de Bergen donde se llevó a
cabo la autopsia.
Sorprendido, uno de los expertos
forenses señaló que la disposición de las joyas parecía fruto de una
especie de ritual.
Las solicitudes de información
enviadas a todas las comisarías de Noruega no dieron ningún resultado: nadie en
el país estaba buscando a una mujer con características similares a la de la
fallecida.
¿Asesinato o suicidio?
Varios días más tarde se
descubrieron dos maletas que fueron depositadas el 23 de aquel noviembre
en las taquillas de seguridad de la estación de Bergen y nunca fueron
recogidas. Las huellas dactilares encontradas en ellas coincidían con
las de la mujer muerta.
Pero lo que había en el interior
de las maletas no dio ninguna respuesta al misterio, solo encontraron ropas sin
etiquetas, artículos de cosmética, varias gafas, pelucas y un bloc de notas
cuya primera página estaba llena de códigos.
Las marcas de los productos
cosméticos también habían sido borradas, así que nadie pudo determinar su
procedencia.

El vendedor la describió como una
morena atractiva y bien vestida que hablaba inglés con acento. Esa descripción
cuadraba con la de un huésped que se alojó bajo el nombre de Fenella Lorch en
uno de los hoteles cercanos. Pero esta pista no llevó a nada: este nombre
resultó ser falso. Los investigadores descubrieron formularios en varios
hoteles rellenados con la misma letra y firmados con nombres diferentes.
Las fechas de los alojamientos
coincidían con los códigos apuntados en el bloc de notas. De esta manera la
pista también llevó a París y Oslo. Los pocos testigos que la vieron solo
pudieron indicar que la mujer tenía entre 25 y 40 años de edad, aspecto
elegante y viajaba sola.
La investigación llegó entonces a
un callejón sin salida, pese a la involucración de los servicios secretos:
diferentes hallazgos y circunstancias apuntaban a que la mujer de Isdal podría
haber sido una espía. Pero fue imposible conocer de qué país
procedía o para qué llegó a Bergen ni por qué su vida terminó en tan
extrañas circunstancias. Incluso fueron interrogados, sin éxito, varios agentes
del Mosad.
Los resultados de la autopsia
revelaron que la mujer había muerto como consecuencia de la ingesta de
medicamentos –se descubrieron en su aparato digestivo 50 pastillas de
fenobarbital, un potente somnífero– y de las quemaduras sufridas. Según la
versión oficial, la mujer se suicidó.
¿Hacia dónde conducen las pistas?
A pesar de las décadas que han
transcurrido desde entonces, la historia no ha caído completamente en el
olvido. La aparición de nuevas leyendas sobre la mujer de Isdal ha sido una
constante en este tiempo. En 2005, un habitante de la ciudad de Bergen de 57
años de edad relató que había visto a una mujer que se asemejaba a la fallecida
en una montaña acompañada por dos hombres cinco días antes de que fuera
descubierta sin vida. También aseguró que la mujer parecía asustada.
Ahora, en medio del interés en
auge por las investigaciones periodísticas de historias criminales, la
corporación de radio televisión pública noruega NRK emitió el año pasado
una serie documental dedicada a la mujer de Isdal con datos de archivos y
entrevistas a varios testigos que están con vida.
En ella se difundió, 46 años
después del suceso, el retrato de la mujer que se elaboró en aquel
momento basándose en la descripción de los testigos. Además, gracias a una
solicitud al hospital universitario de Bergen se encontró la mandíbula de la
mujer, considerada pérdida durante muchos años.
Por solicitud de los periodistas
noruegos, un grupo de científicos de Noruega, Austria y Australia
especializados en análisis de ADN se unieron a la investigación, entre
ellos Walther Parson, quien participó en la identificación de los restos de
miembros de la familia real rusa Románov, el cráneo de Mozart y las víctimas
del tsunami que asoló varios países del océano Índico en 2004.
Este mayo se publicaron los
resultados del análisis de ADN y del esmalte dentario de la mujer, que
determinaron que es muy probable que la mujer fuera originaria del este de
Europa y que siendo niña se mudara a Francia o Alemania (antes o durante la
Segunda Guerra Mundial). Los nuevos datos permiten estrechar el área de
investigación y tal vez lleven a dar con la pista definitiva que ayude a
resolver finalmente el misterio.
Olav.
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