viernes, 1 de julio de 2016

Historia de un Desdichado

“Me cago de sueño” – escrito en la lápida de Boba.
Con tan solo 36 años, su mundo se había acabado.

Le delegaban responsabilidades que no tenía por qué hacerlas. Su jefe, quien acababa de cumplir 59 años hacía de ella lo que a él le apetecía y no apreciaba el desempeño, desenvolvimiento de ella durante los 06 años brindados para su compañía. Su primera vez… qué va! Primer trabajo que obtuvo fue en la agencia de Mr. Ególatra y quién diría, también la última.

Ególatra por su parte, nunca consideró aumentarle el sueldo o hacer algo sabiendo que ella era su única trabajadora y quién le aguantó por tantos años el dilema de todo hombre casado. Los trabajadores iban y venían en la compañía pero Boba, fiel a su trabajo se quedó con la esperanza de que la ascendiera.
Boba,  sentía un atisbo de esperanza que algún día él viera el ímpetu con el que ella llevaba adelante la compañía.

El amorío entre estos dos seres imperfectos, comenzó cuando ella cumplió 01 año en la compañía, luego para celebrar, él la llevó al Restaurante “Te llevo a comer para luego comerte”.
Ficho restaurante de La Fontin, distrito carero. Antes de llegar al restaurante, la llevó a cambiarse de atuendo.
  •           La hermosa joven tiene que estar presentable para esta velada.
  •           “La hermosa joven” se siente cómoda con su blusa roja y falda negra, gracias.
  •           ¡Un vestido! Rojo, ¿qué te parece?
  •           Estoy bien, Sr. Ególatra.
  •           Rojo será, te resaltará los pechos.
Al llegar, Ególatra, presumió su lujosa vida ante ella y ella por su parte no quedó anonadada. Simplemente escuchaba atentamente toda la verborrea de su entonces jefe.

Terminando la velada, él quiso dejarla en su casa pero para no sentirse más comprometida, Boba decidió que la dejara en el paradero. Ególatra, para callarla la besó con fuerza, apretándole la espalda para que se dejara llevar.
Ella, creyó tontamente que si no se inclinaba a esa propuesta con lengua jamás sería considerada en la empresa o lo más fatal, que sería despedida.

También creyó, cojudamente, que si le decía para ir a su casa o a un hotel iba a ser ascendida por ser la primera empleada/ imbécil en abrirse de piernas.
La noche concluyó con los en el carro, ya que él no quiso pisar un hotel para satisfacerse por una noche, una mugrienta noche con la nueva cojudita, como la llamó 5 días después desayunando con su hijo mayor, Polo.

Para milagro de estos dos asquerosos, la oficina nunca se enteró y eso que tenían relaciones en el baño, escritorio de sus compañeros, etc. Incluso el personal de mantenimiento se preocupó porque cada día encontraba roto un palo de escoba. Estarán penando, dijo el pobre hombre.

La tarde del sábado, luego de salir de la oficina y trabajarlo al jefe, Boba se fue por un café americano. Es que el escritorio del jefe, por ser de metal, le causó escalofríos en el poto a la pobre joven.

En el café “Lleve caliente pa’ que se caliente”, trabajaba Polo, el hijo mayor de Ególatra. Ególatra, quiso que Polo trabajara para él pero Polo salió con una gran y cierta excusa. No podemos tener a nuestro ser querido tan cerca, terminamos hastiándonos y peleados de tanto contacto.
Boba, al tener su café pensó por un instante en tomárselo saliendo de la tienda pero decidió quedarse y relajarse del día nublado.
Por su lado, Polo ya estaba por terminar su turno y fue a la terraza a fumar un pucho, luego se preguntó, ¿Qué imbécil sale a tomar café en una terraza con este frío de mierda?, ella levantó la mano. Boba escuchó esa impertinente pregunta, para suerte de Polo, Boba estaba de buen humor luego de tirar con el viejo de Polo.

Él se le acercó para disculparse y desde allí comenzó una relación amical-sexual. Amigos con derechos como lo llaman ahora. Polo, no sabía que ella trabajaba para su padre, solo que trabajaba para un ser despreciable y que al no encontrar goce en su vida marital, se satisfacía con ella. Ella mencionaba que lo hacía por pena pero Polo, intuía algo más en ella y nunca le creía.
Conforme pasaban los días y años, Boba, encontraba en Polo a alguien a quien contarle absolutamente todo. Polo, nunca sintió gran interés por ella, solo se embobaba por su buen cuerpo y la tez tan limpia que ella llevaba.

Año nuevo llegó y la verdad transcurrió en la noche, Ególatra realizó un gran agasajo en su casa, bueno, en realidad la empleada de este. Su esposa Mirinda, era una mujer bella a sus veintitantos, cuando dio a luz a Polo, fue que la pobre mujer fue decayendo, se deprimía por no recuperar la cintura que solía tener. Con esos acomplejamientos y todo, Ególatra la amaba más que a nada en el mundo pero no podía acercarse a ella debido a su depresión y el miedo de ella de volver a verla desnuda después de 35 años, la edad de Polo.

Ese día, Polo llevó a su mamá a conocer a Boba. Al instante se cayeron bien, como si se conocieran de toda la vida y la invitó a la gran gala que iba a acontecer esa noche.
Boba, no sabía qué vestir y optó por ponerse el vestido rojo que Ególatra le compró.  Polo pasó por ella a las 5 de la tarde. De verdad que ese vestido le hacía resaltar los pechos y Polo se lo hizo notar.

Sin roche, se subió al auto y fueron hacia la casa de Ególatra. Boba nunca tuvo encuentros con el padre de Polo en su casa, siempre fue en el carro de este, por obvias razones nunca la llevaba a su casa y tampoco iban a la de ella porque vivía en el fin del mundo.
Boba, se quedó tonta y asqueada ante tanta galantería, se preocupaba ver cientos de botellas de vino en la vitrina y que nadie las beba.

Polo, quiso presentarla como su “señorita enamorada” ante su padre pero por alguna razón el encuentro no se dio hasta la noche que empezó la fiesta. La verdadera fiesta.
Mirinda por otro lado, se embriagó, llorando mostrando fotos de cuando era joven a sus familiares y amistades que estando aburridos porque todos los fines de año ella hace lo mismo.

Boba, salió a prender un cigarro. Ególatra hizo lo mismo y sin saber que Boba estaba en el mismo lugar, le pidió fuego a la señorita del vestido rojo. El notó cierta similitud con el cuerpo de aquella dama y el de Boba, de verdad lucía radiante con ese vestido.
Entonces, fue que Boba voltea para decirle que no le quedaba más gas. Ególatra al darse cuenta, tuvo la misma expresión cuando vio a Polo teniendo relaciones en su cuarto con la maestra de Historia Universal cuando este cursaba el 4to año de secundaria.
Boba, por su lado sintió satisfacción al verlo. ¡Qué linda noche toca hoy, eh! Le dijo mientras Ególatra no salía del asombro.

Desde adentro se escuchó a Mirinda, borracha hasta el tuétano llamando a gritos por el micrófono a su marido.
  •          ¡Ególatra, amor de mi vida! ¿Dónde has ido a parar? – Gritaba sollozando
  •          Happy birthday, Mr. President – Boba aludiendo ser Marilyn Monroe
Ególatra, fue corriendo hacia el interior de la casa donde cientos de sus amigos, familiares y Mirinda sostenían un cartel que decía: ¡Quiero el divorcio, viejo de mierda!

Ególatra, en su rabia no lo pensó más y sacó el revolver que tenía en el saco y con 5 disparos terminó con las vidas de Polo, Mirinda y Boba. A Boba por pasarse de pendeja con el jefe le tocó 3 disparos, a Mirinda y Polo pues 1 cada uno en la cien.

En estos casos se puede decir que el tiro les salió por la culata.

… 3, 2, 1. ¡Feliz Año Nuevo!

-VaGo

1 comentario:

  1. Hola VaGo, muy hilarante el escrito la verdad e interesante, algo ideológico para ser cierto pero parodico para lo que la vida se burla de vez en cuando del circulo familiar y la carne de lo que es la carne, por eso tuvieron el final que se merecían ya que no aportaban nada a su vida. felicitaciones!!!

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