18 de junio del 2016. Lo volví a ver luego de casi 4 años físicamente de haber terminado el colegio. Casi 6 meses dejándola de hablar porque siempre la caga.
Remontémonos al año 2010, cuando lo vi por primera vez en 3ero de secundaria. Se sentó detrás mío y a simple vista me parecía curioso, es decir, ni tan feo ni tan guapo. En ese tiempo él estaba delgado. Le hable bien breve recuerdo, le pregunté su nombre y respondió acomodándose sus lentes. Al hacer intercambio de secciones le perdí el rastro, pero eso no quitaba lo curioso y algo interesante que el atraía en mí.
Vayamos al 2012, año que finalice el colegio. Ahora sí él se encontraba en mi salón pero su aspecto cambio a peor. Ahora con granos y gordo, de todas maneras había algo en él.
Recuerdo que la tutora cambio de lugares y justo me sentó a su lado. Comenzamos la conversación algo así:
¿Tú te llamas, Bárbara, cierto?
Cierto. Tú eres Bendezú, Fabricio Bendezú.
Luego de esa rara introducción, conversamos de música. A él le encantan los Beatles y se sorprendió que yo dijera que no.
Pero por la costumbre, ya que mi papá gusta de ellos tuve que hacer caso a aquella conversación.
Seguido, me dijo que me prestaría uno de sus CD’s (pirata obviamente) favoritos, “Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band”, buen álbum pero en ese entonces la música que escuchaba de ellos era netamente comercial que mi oído no se acostumbraba a tan buen álbum. Le devolví el cd al día siguiente y le hice mención de algunas canciones que lograron gustarme.
Él no hizo caso a ese comentario ignorante.
Me sorprendió lo bien que nos empezamos a llevar pero a la vez sentía que me ponía un tanto nerviosa cada vez que me hablaba.
Durante el tiempo que perduré sentada a su lado, como compañera de clases nos empezamos a tratar con cariño, puesto que nos escribíamos por las redes sociales la conversación fluía (no era ese tipo de conversación de amigos con derechos). Todo comenzó el día de mi cumpleaños con un “Feliz cumpleaños, Favorita”. Me encantó de inmediato que yo le seguí la corriente hasta inicios de este año que culminó todo.
Me acuerdo que un día conversando le dije que me gustaba. El me quedo mirando y sonriendo dijo que sentía lo mismo, inmediatamente me sentí comprometida. Yo no trataba de decirle que me gustaba, gustaba. No ese tipo de gusto, sino su forma de ser, las actitudes que tenia, pues lo llevaban a ser el futuro enamorado divertido de cualquier chiquilla pero no para mí, a mí solo me simpatizaba su forma de ser y punto.
Preparándonos para el recreo, le sostuve del brazo y le dije: “Fabricio, por favor, no me malinterpretes, a mi me gusta tu personalidad, no tú”. Como para borrar ese mal gusto, dijo: “ah, sí sí claro, no hay problema.”
Me sentí mal por él pero le estaba diciendo la verdad.
Ese año concluyo y, a comienzos del año siguiente, 2013. En pleno comienzo como estudiante de aviación comercial y minutos antes de la salida, mi madre me llama para que recoja a mi hermana del colegio. Mi ex colegio.
Era verano y recuerdo que estaba en buena forma, puesto tenía el uniforme del instituto, falda, blusa, chaleco, panties y tacos bajos. Con lentes de sol y todo, pude identificar a Fabricio de una multitud de chibolos saliendo de mi ex colegio.
No quise ir a saludarlo por vergüenza a que me viera con ese atuendo pero se me adelantó y fue corriendo hacia mí. Me saludó y cuándo no, lanzándome piropos de los bien que me veía con el uniforme.
Me sonroje tanto que solo atiné a esquivar su beso de despedida, entrando casi corriendo al colegio a por mi hermana.
Fue a comienzos del 2015 que me enteré que consumía marihuana. En ese entonces, lo veía como algo “genial”. Lo decía más que nada por haberlo visto en películas de drama familiar, comedias románticas, etc. No me importó que fumara o que me lo ofreciera. Sabía muy bien que no lo iba a volver a ver y yo accedía a su invitación fumona. Y así fue, no lo volví a ver.
Nuestra conversación desapareció meses después de la primera invitación y no porque me haya insistido en probarla o yo me haya incomodado, solo que uno se aburre de hablar tonteras al nivel de dejarte hablando solo.
2016. Retomamos la conversación en febrero de este año, dos días después la cagó.
No pienso entrar en detalles de la conversación.
A veces te extraño Fabricio, fuiste de gran ayuda para olvidar a una ilusión fuerte que tuve. Me distraje contigo, no te veía pero te sentía el mismo en las conversaciones.
Eso en parte lo interpreto muy horrible, porque significa que sigues siendo el mismo. Cuando la lucha de todos debe ser cambiar, trascender pero sigues siendo tú que no escapa del caparazón.
-VaGo
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