domingo, 19 de febrero de 2017

Por la Familia

Buen día, buenas tardes, buenas noches, sea la hora que estén leyendo esto quiero que prosigan.
No me atrevo a sentarlos en la cama y platicarles de mis problemas, de lo tan agobiada que estoy.

Me dirijo a ustedes como dos personas más involucradas en mi vida, no como mi papá y mamá que son.
Quiero volver a casa y verlos juntos echados en la cama, riéndose, comiendo, viendo tele, que me pregunten cómo estuvo mi día y yo no aportando mucho a esa pregunta ansiosa,  decirles, que todo estuvo bien.

A veces quiero retroceder el tiempo y, para ser más específica al 2016, creo que ese fue mi año. Me fui de viaje, conseguí un mejor empleo, etc.
Estaba bien anímicamente, sin contar el episodio de depresión corto que viví al entrar al nuevo trabajo.

Siento una falta de respeto enorme hacia nosotras, lo digo por Fabiana y por mí, que vivimos bajo su techo. Entiendo y me queda muy claro que la casa no es un hotel, el cual solo llegas, comes, duermes y te vas pero eso estuve haciendo las últimas semanas porque no quiero ir a la casa, prefiero estar afuera en la calle para no tener que lidiar y aguantar que cuando se les antoje discuten sin importarles que nosotras estemos en el cuarto de al lado.
Muy aparte si discuten o no, me harta el hecho de no tener mi privacidad, el que Fabiana no tenga la suya, que siga durmiendo conmigo. Tener que llegar y encontrar a ambos en lo mismo, cada uno en su mundo, laborando, comiendo por separado. Hubo un tiempo en donde no le tomaba mucha importancia que comiéramos separados, pero ahora me molesta que ni tengamos tema de conversación porque cada quien está en lo suyo. No digo que este mal a veces, puesto que por urgencia, pues, debamos comer o no compartamos tiempo juntos pero en este transcurrir ya fue bastante.

Si leyendo esto creen que deben unas disculpas, deberían dárselas a Fabiana, que esa chiquita en pleno crecimiento no tiene la debida atención de parte de ustedes. Connie y yo fuimos afortunadas y perdónenme si estoy siendo muy directa.

Como familia debemos cambiar muchas cosas, y lo digo más que nada porque no quiero que llegue el día que por cuestiones del destino me toque irme de casa y ver que seguimos en lo mismo. Son mis padres y quiero sentirme orgullosos de tenerlos y que a la vez ustedes se sientan orgullosos de lo que llegue a alcanzar, de lo que Connie, Fabiana y los chicos hagan.
Espero que las cosas que haya dicho pues se tomen en consideración y pido disculpas nuevamente si los hice sentir mal o fui demasiado cruda y directa pero así como tuve samaqueadas de ustedes, quiero que ustedes despierten y se den cuenta de lo que nos está pasando como familia.

Los quiero como no se imaginan, gracias por todo lo que han hecho por mí y mis hermanos.




-VaGo

jueves, 2 de febrero de 2017

"MALOS PASOS"       Por:     Olav  Alcántara.


Capítulo X:
                     La policía tenía una pista anónima, pero se concretó cuando salió en los medios informativos que la placa era falsa, no existía en ninguna parte y si es arte de un juego el dar información inexistente que deje de hacerlo porque si no sería sancionada con el peso de la ley. Era el titular de la  información impresa del día.
Zedka sintió morirse al leer el artículo, se sentía vacía impotente de no servir de nada aquella llamada a la policía, dejo de pasar pistas y termino por averiguar ella misma.

Era el día de la gran fiesta del mofletudo del salón, todos estaban hablando de lo que se pondrían en la noche y con quien irían, ella le restó importancia porque no asistiría de todos modos. Atino por ser oídos sordos y del rechazo al chico más guapo de la escuela,  terminaba la clases y se iría con la señora Veronka y sus menos hijos a su casa, no se atrevía a ir sola por ninguna calle, temía por su vida, no quería ser parte de la cifra de desaparecidas. 

El reloj marcaba las 9 de la noche, ella estaba en su cuarto leyendo el libro de criminología, mientras que los demás estaban asistiendo a la casa de karonka. Ella pensó por un momento qué sentido tendría que  asistiera si la consideran una chica rara dentro del grupo de  estudio o lo que es peor de todo el colegio, por  ser migrante y de vivir en los refugios de  exiliados. De momento continuo leyendo con la mirada perdida,  los ojos puestos en cada renglón del libro pero sin intentar  de captar una sola palabra de lo que decía en ella, se imaginaba cuando bonito  hubiese sido cierto asistir con su mejor amiga entras cuan  reinas entran a su palacio esperándolas su príncipe en aquel evento, pero de pronto se derrumbó dicho sueño. Se levantó  rápidamente de la cama, guardo el libro y todo lo que tenía regado encima de ella, se vistió con lo mejor que tenía en el armario y se pintó un poco el rostro como aquella alma rebelde que no espera la aceptación de nadie y menos de alguien en particular en esa fiesta.

Ya siendo las 10.30 de la noche Zedka estaba parada frente a la puerta de la casa de karonka, se oían ruidos y música a todo volumen, hasta que alguien se asomó a la ventana - era uno de los invitados-, y grito: allí está la rara, quien diablos la invito?  –-pregunto el muchacho al aire-, respondió a lo lejos el chico más guapo y popular de la escuela, déjenla entrar, es mi invitada; karonka y todos los presentes se miraban entre sí como sorprendidos de que fuera la pareja de baile de él, precisamente del chico popular. La tomo de la mano y la hizo entrar tomándola de la  cintura como si fuera la chica más bella para él, lo tomo como un juego en un principio, pero al pasar la fiesta,  la música y las bebidas  (coctail), y la conversación que no veía que fuera tan interesante, se cautivó con su presencia, no se arrepintió de haberla invitado. Con forme pasaba las horas y los aperitivos, el nerd ya tenía más de una docena de amistades, aunque fueran instantáneas y al día siguiente no se acuerden que existiese, estaba feliz de tenerlos en casa.

Din don!, sonó el timbre de la puerta, era una invitada más, la ex pareja del chico popular, se presentó sin invitación pero con las mejores intenciones de arruinarle el baile a todos y en especial a él, comportándose como una delincuente le cogió el pelo a Zedka en señal de amenaza, se preguntó en sus adentros quien era ella, porque en ningún lado la había visto, se paró en frente de ella y comenzó a solo mirarla y beber como loca desbandada, conversando de rato en rato con alguna que se encontraba allí. Sus estrafalarios trapos que traía consigo como parte de  su vestimenta la hacía ver como una drogadicta, mal trecha, por un momento desapareció al lado del jardín de la casa para encender su cigarrillo, sabían que era ilícito  a esa edad poder hacerlo pero no tenía reparo alguno, lo hacía desmesuradamente.

Bailaban y reían como si se conocieran de tiempos los dos tórtolos, pensando que el mundo no estaba viéndolos, ella pidió permiso para ir al baño y retocarse un poco, subió las escaleras de la casa y en el fondo del pasillo casi al final del propio cuarto de la mama de karonka se encontraba, se metió y sonrió viéndose al espejo, lo hermosa que se sentía y atraída por alguien que en un principio no le pareció nada agradable y vacío, pero  ahora la hacía sentir especial. Escucho un grito por fuera de la casa, ya que el baño tenía la ventanilla que daba al jardín de la casa; se inclinó un poco y no alcanzaba, se paró encima del inodoro y cogió despacio la ventana sin hacer el menor ruido, veía como se llevaban a alguien a la fuerza en la furgoneta negra, ella retrocedió de golpe y se cayó, golpeándose la cabeza, grito de dolor acompañado del miedo, se tapó la boca con las manos y no podía aguantar el llano, se lavó la cara y salió muy rápidamente. Bajando las escaleras se acercó a la puerta para salir y marcharse, cuando ya se estaba fuera, sintió que la jaloneo del brazo, ella se asustó, con lágrimas en los ojos, el muchacho solo atino: porque te vas?,  Acaso no las estas pasando bien conmigo?, que te sucede?, ella no  respondía solo se soltó de su brazo y se marchó sin decir nada.


Eran poco más de las 3: 40 de la madrugada, la fiesta se extendió demasiado, karonka estaba ebrio y la casa arruinada, solo los últimos invitados cerraron la puerta con alcohol en las manos y se despedían diciendo: gracias colega, fue  la mejor fiesta que he asistido, Karonka no sabía dónde estaba su cabeza se desvaneció en el sofá y no despertó hasta muy tarde.